Si entendemos por casualidad: la combinación inesperada de circunstancias o la combinación de circunstancias que no se pueden preveer ni evitar, me cuesta creer, que el llevar 8 años como entrenador y haber sido expulsado únicamente en 2 ocasiones, ambas hayan sido por casualidad en el mismo campo, contra el mismo equipo y el mismo árbitro. Me cuesta creer también que el defender a uno de mis jugadores ante una acción inesperada del arbitro al encararse al jugador para hacer valer su autoridad, tras un supuesto gesto por parte del jugador que solo él vio, sea castigada con doble expulsión, y que esas fueran las dos únicas tarjetas del encuentro, un partido en el que quizas se debía haber enseñado alguna tarjeta más para ambos clubes viendo el nivel de entradas que huvo. Es cierto que tras la expulsión no fueron correctas todas las actitudes, pero nada de esto huviera ocurrido si la actitud de una persona adulta también huviera sido la correcta. De nada me sirve que una vez finalizado el encuentro, y al dialogar de forma correcta con el colegiado, el mismo, afirme que las formas no habían sido las correctas por su parte, ya que ninguna de estas palabras iban a servir para cambiar el resultado final del encuentro o el resultado final de sanciones. Pues bien el resultado final de todo esto fue una doble expulsión, que empañó un bonito e intenso partido de fútbol sala que terminó en empate a 5. Desde aquí felicitar a los mios por el esfuerzo realizado en el encuentro, así como dar un pequeño tirón de oreja, porque de alguna manera seguimos teniendo minutos de ¨atontamiento¨que nos terminan pasando factura, y de los que esperamos seguir aprendiendo para que día tras día podamos seguir progresando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario